Luego de ver vagando a un gatito sin hogar varias veces cerca de su casa, una familia se empeñó en ayudarlo y decidió construirle una casita de madera para tratar de ganarse su confianza y para que tuviera un lugar seguro donde refugiarse.
Dentro de los miembros de la familia hay dos gatos, Gerrie y Loki, a quienes les encanta pasar el rato mirando lo que pasa en el exterior. Por ello, sus padres decidieron construirle un catio (una zona encerrada con acceso al exterior), para que puedan disfrutar del aire libre.
Un día, mientras sus gatos estaban disfrutando de la hermosa vista, un gato se acercó al catio de manera amigable para saludarlos.
Al comienzo pensaron que era el gato de algún vecino, pero cuando volvió varios días seguidos, resolvieron averiguar de dónde provenía o cuál era su casa. Luego de investigar un poco, un vecino les comentó que el gatito no tenía hogar y que llevaba muchos años viviendo en la misma zona del vecindario.
Tan pronto como escucharon la historia del gato, lo llamaron cariñosamente Ziggy y de inmediato lo alimentaron y empezaron a tratar de ganarse su confianza.
Ziggy continuó visitando la casa de la familia dos veces al día para alimentarse, pero mantenía su distancia y no se dejaba tocar. Sus nuevos amigos querían hacer algo para ganarse la confianza de Ziggy y que se sintiera seguro, pero sabían que estaba muy asustado para acercarse.
Fue entonces cuando decidieron construirle una casita, ya que de esta manera por lo menos tendría un lugar seguro para refugiarse del frío y descansar cómodamente. La familia empezó a dejarle comida cerca de la casita con el objetivo de que se acostumbrara y se diera cuenta que era su propio refugio.
En poco tiempo, Ziggy apreció mucho la casita y empezó a sentir simpatía por la pareja que lo ayudó, aunque todavía le faltaba más confianza.
Renee comentó a The Dodo:
«Después de unas semanas de alimentación, finalmente pude tocarlo mientras comía, pero tan pronto como terminó su comida, no quería que lo tocaran».
La pareja aún pensaba que harían con Ziggy, no sabían si debían continuar alimentándolo afuera o seguir tratando de ganarse su confianza para llevarlo adentro.
Para mala fortuna, un día encontraron a Ziggy acurrucado en su casita, pero estaba lesionado y necesitaba atención veterinaria con mucha urgencia para atender sus heridas. La pareja raídamente lo llevó a una clínica veterinaria, allí le prestaron la atención que necesitaba y le hicieron una cirugía, luego de eso lo llevaron a casa.
Renee continuó:
«Después de la cirugía, lo mantuvimos en una habitación separada durante unos días».
Después de unos días, dejaron que Ziggy se encontrara con Gerrie y Loki, por suerte, se la llevaron muy bien, así que decidieron adoptar al gatito.
La familia que al comienzo le había construido una casita al aire libre para que tuviera su propio espacio, ahora le abría las puertas de su casa. Ziggy finalmente encontró un hogar seguro y cómodo para continuar con su vida, y lo mejor era que estaba acompañado de una linda familia.
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Aunque al gatito le tomó un poco de tiempo adaptarse, ahora está completamente instalado y disfruta de todas las comodidades de su nuevo hogar. Sus nuevos padres lo ayudaron a curar sus heridas, y lo hicieron también que Ziggy se dio cuenta de que no daban tanto miedo.
Ahora, Ziggy tiene nuevas actividades que incluyen acostarse en el lavavajillas, estirarse en la ventana o recorrer los lugares de la casa. También, le gusta pasar el rato al aire libre con sus dos hermanos adoptivos, y en lugar de estar en su casita, comparte el catio con ellos.
Los tres hermanos disfrutan de la vista juntos y supervisan todo lo que pasa a su alrededor, ya que pueden encontrar a otro gato sin hogar que necesite ayuda.
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