Muchos ciclistas corren con la suerte de toparse en su travesía con un tierno gato y la mayoría de las veces se encariñan tanto con estos pequeños que deciden llevarlos consigo.
La historia que vas a conocer a continuación ocurrió en una de las principales rutas de ciclismo 20 que se conoce en Gran Bretaña. The Two Tunnels Walk in Bath, conocida también como Los dos túneles en español, es un destino maravilloso, que se caracteriza por sus hermosos paisajes.
En la ruta se celebran diversas competencias de ciclismo y los deportistas más dedicados de esta disciplina, suelen frecuentar como parte de su entrenamiento. Un hombre iba en su bicicleta. Formaba parte del comité y estaba haciendo un recorrido de reconocimiento para ayudar a organizar una carrera que se celebraría en Los dos túneles en Bath, cuando de pronto, le ocurrió algo impensable.
El paseo parecía ser tan normal como de costumbre: el hermoso paisaje, un buen clima, la campiña con su hermoso verdor… Cuando de pronto, el ciclista vio a un gato blanco y naranja corriendo que salía del bosque. El gato se le acercó justo cuando se detuvo en la entrada del túnel Combe Down.
Fue tanta la resolución del gato de aproximarse al ciclista, que él no pudo ignorarlo, así que decidió devolverle al saludo con mucho afecto.
El ciclista, se inclinó para acariciar al gato. Al principio todo estuvo muy bien, pero muy pronto el joven descubrió que esta gatita era bastante atrevida, porque ella se subió a su brazo, se trepó hasta la parte posterior de su espalda y se sentó en su mochila.
Al comienzo, el ciclista se quedó un poco desconcertado. ¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Llevarse a la gatita con él? No lo consideró necesario, no solo porque le quedaba una buena parte de la ruta y al entrar al túnel recorrería más de una milla en la oscuridad. Le pareció peligroso seguir adelante con la gata a cuestas.
La otra razón por la cual desistió de llevar consigo a esta pasajera, era porque no parecía estar abandonada. Ella estaba en excelentes condiciones: era pulcra, bien alimentada y se veía sumamente saludable.
El hombre cree que el gato pertenece a una familia cercana, y ella solo quería saludar y pedir unas caricias en la barriga. Hay muchas casas en los alrededores de la zona y era probable que la amigable felina perteneciera a alguna de ellas.
Como el sujeto no estaba del todo seguro de que la gata tuviera un hogar, se propuso estar atento a ella. Al frecuentar más seguido la ruta de Los dos túneles, no sería complicado para él volver a toparse con la amorosa minina y, de ser así, brindarle la ayuda necesaria.
En el supuesto caso de que ella tenga a una familia a la cual amar, nunca está demás tener a un buen amigo, así que siempre podría volver para acariciar la panza a esta amorosa gatita.
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