Corey Hancock es un hombre que gracias a su astucia y determinación logró salvar a un pequeño osito bebé. Lejos estaba de pensar que su maniobra heroica pondría en riesgo su libertad y por poco pagar una multa de miles de dólares.
Todo empezó cuando iba caminando por un sendero en Oregón, era un día normal cuando de repente sucedió algo diferente de lo habitual. El hombre vio a un bebé oso negro muy herido de espalda entre la maleza.
Corey se detuvo frente al oso, el animalito lucia muy delgado y notablemente herido. El hombre tenía la sospecha que su madre lo había abandonado o había sido víctima de los cazadores. Cualquiera de los casos, necesitaba ayuda de emergencia, de lo contrario no lograría sobrevivir por sí solo.
Si bien el hombre no sabía cómo reaccionar, decidió esconderse entre los arbustos un rato por si la madre volvía. Tras esperar unos diez minutos y no tener señales de la madre del pequeño osito, lo tomó entre sus manos casi sin vida y lo llevó hasta al auto.
Al respecto el hombre cuenta:
“Estaba acostado de espalda, aparentemente muerto. Sus labios eran azules. Tenía los ojos abiertos, pero inmóviles y borrosos.
La lluvia caía en cantidad, empapándole el vientre. Podría haber visto una respiración artificial. Pensé en mi propio bebé en casa.
El oso se parecía tanto a un bebé. ¿Iba a quedarme allí y verlo morir bajo la lluvia? ¡No! necesitaba hacer algo”.
Mientras cargaba al oso el hombre siempre tuvo la sensación de que la madre osa lo estaba siguiendo furiosa. Por fortuna, solo fue una rara sensación y logró llegar hasta el carro, pero para entonces, el oso había dejado de respirar.
Corey por nada del mundo estaba dispuesto a darse por vencido y perder al pequeño oso, así que le dio respiración boca a boca, en cuestión de segundos el oso empezó a respirar de nuevo.
El hombre condujo por casi dos kilómetros hasta llegar al centro clínico donde el pequeño oso fue atendido de emergencia. Turtle Ridge Wildlife Rehab, un centro para animales salvajes, atendió al pequeño oso y veló por su bienestar.
Fue envuelto en una manta térmica para ayudarlo a controlar su temperatura corporal, le suministraron tratamiento intravenoso y poco a poco el oso comenzó a respirar mejor. El personal del centro se quedó despierto durante toda la noche para cuidar al cachorrito. Debido a la condición en que se encontraba el animalito, pasó largos días hospitalizado.
Durante este tiempo el hombre que lo rescató en el bosque fue a visitarlo. Estaba encantado de ver al pequeño oso vivo y saludable.
Al respecto Corey comentó:
“Siento un vínculo especial con ese oso”.
El centro de bienestar animal nombró al osito Elkhorn con la ayuda de todos los cuidadores mejoró satisfactoriamente, pero sin la heroica acción de Corey no habría sobrevivido.
Aun así este valiente hombre se arriesgó mucho, según el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Oregón, Corey pudo haber recibido una multa de $ 6000 o lo que es peor, enviado a la cárcel por un año.
Afortunadamente, no recibió ninguna penalización. Después de todo, solo fue un hombre de buen corazón que ayudó a un animalito vulnerable.
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