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Hombre sin hogar y su perrito se aferran abrazados tratando de sobrevivir en el frío.

Este lamentable caso se ha convertido en un recordatorio de lo especial que es la relación entre un perrito y su dueño.

Esta es la historia de Lulo, un hombre que vivía en las calles, de la ciudad de Severo en Brasil. su vida no fue nada sencilla y una serie de problemas lo obligaron a vivir pidiendo ayuda a los demás para lograr alimentarse.

No obstante, en medio de esa situación adversa, se cruzó con una de las mejores bendiciones. Bingo, un perrito que también deambulaba por las calles sin rumbo fijo, se le acercó y le hizo saber que quería estar junto a él.

De ese modo, formaron una amistad magnífica y se volvieron inseparables. Tanto así que, con lo poco o mucho que conseguía, el hombre saciaba al peludito con algún bocado.

 

Así mismo, entre juntos se resguardaban los pasos, se hacían sentir protegidos y batallaban para sobreponerse a cualquier obstáculo.

A pesar de lo poco que tenía, Lulo se propuso reunir algo de dinero para llevar a Bingo al veterinario. Hacía mucho frío y también quería comprar una mantita. Sin embargo, para él, lo más importante era velar por la salud de su perrito.

Sin embargoa pesar de los esfuerzos, muchas personas lo ignoraron y a él le fue imposible recolectar todo el capital que necesitaba.

No obstante, algunos individuos que lo conocían se dieron cuenta de su problema. Por consiguiente, le regalaron una cobija. A causa de esa colaboración, juntos pudieron arroparse y lidiar unos días contra el frío.

 

Pero, posteriormente, una noche, que fue registrada como la más fría en el municipio, Lulo y Bingo fallecieron, por culpa de quien les arrebató lo mínimo que necesitaban para preservar su vida.

La razón fue que simplemente no pudieron resistir las bajas temperaturas. Fueron hallados abrazados fuertemente.

Se valieron de algunos cartones para intentar protegerse, pero todo fue en vano. El frío fue inclemente con ellos y quedaron completamente congelados. La imagen fue demasiado triste y muchos comenzaron a preguntarse si realmente podría haberse evitado.

En medio de estas duras reflexiones, decidieron enterrar al entrañable par de amigos juntos. Ahora, sus restos reposan en el cementerio municipal. Y juntos, se disfrutarán del otro lado del arcoíris, sin pasar un solo día más de hambre, frío, indiferencia y rechazo.

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