
Félicette, una gata callejera de París, tuvo un camino extraordinario que la llevó hasta el espacio. Descubierta por un vendedor de mascotas, su destino cambió cuando el gobierno francés la adquirió. En 1961, Francia, que era el tercer país en establecer una agencia espacial tras Estados Unidos y Rusia, decidió someterla a un entrenamiento similar al de un astronauta.
El 18 de octubre de 1963, ella despegó a bordo del cohete Véronique AGI desde una base en Argelia. Su misión duró 13 minutos, durante los cuales alcanzó una altitud de 152 kilómetros y experimentó cinco minutos de ingravidez. Posteriormente, su cápsula regresó a la Tierra y aterrizó exitosamente gracias a un paracaídas.
Tras la exitosa la misión, la gata fue oficialmente nombrada como Félicette y ganó reconocimiento a nivel global. Sin embargo, la historia tomó un giro triste, pues, después de solo dos meses, la felina fue sacrificada para estudiar su cerebro y eso marcó un final agridulce para su legado espacial.