Los desiertos se suelen asociar con el simbolismo. Cuando un jinete aparece en la llanura desértica, la domina instantáneamente, su vista se extiende hasta donde alcanza la vista y los enemigos quedan expuestos a su mirada. El desierto halaga la figura humana haciéndola parecer dominante y único, oscuro contra la luz, vertical contra horizontal, sólido contra plano, detalle contra vacío.
En psicología, el desierto es una vía de escape para todos. ¿Quién no ha querido simplemente escapar y empezar nuevamente? En el desierto, puedes hacerlo todos los días. Luego está el hecho de que muchos residentes del desierto no son deseados en otros lugares o simplemente no encaja. Al desierto no le importa quién eres o qué haces. En el desierto, hay muchas personas conocidas por ocupación o pasiones o última ubicación conocida.
Mirar a través de un panorama desértico calma el ruido interior. El amplio espacio abierto simplemente apaga la charla. Luego llega lo importante. Hay una razón por la que los antiguos profetas fueron al desierto y no a la jungla. No hay estática en el paisaje. El ojo puede descansar y por lo tanto, el corazón.
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