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El virus de la Inmunodeficiencia felina es similar al de la leucemia felina y afecta directamente al funcionamiento del sistema inmunológico del gato. Popularmente, se lo conoce como el Sida Felino.
Se trata de una enfermedad que solo afecta a los gatos, con lo cual ni las personas ni otros animales pueden ser contagiados por este virus. El problema de esta enfermedad es que favorece la manifestación de infecciones secundarias y, curiosamente, estas infecciones son la principal causa de muerte entre los gatos infectados por VIF.
¿Cómo se contagia la inmunodeficiencia felina?
Como explican veterinarios expertos del virus de la Leucemia Felina de Estados Unidos, la única forma conocida de contagio es la mordedura de un animal infectado a otro sano y, en unos pocos casos, la transfusión sanguínea. El contacto no agresivo, casual, entre gatos que conviven en un mismo entorno, no es una vía de contagio.
Sin embargo, si tenemos en el hogar un gato infectado conviviendo con otros sanos, es recomendable que no compartan comederos, bebederos ni areneros. Esto es porque los gatos infectados por el Virus de la Inmunodeficiencia, particularmente aquellos con gingivoestomatitis, eliminan virus a través de la saliva, debido a las lesiones orales, y pueden llegar a ser fuente de infección por esta vía. Aún así, hay que recordar que el virus de la inmunodeficiencia felina aguanta vivo muy poco tiempo fuera del hospedador.
¿Cuáles son sus síntomas?
Algunos de los síntomas son los siguientes:
- Fiebre.
- Pérdida de apetito.
- Manto (pelaje) empobrecido, sin brillo…
- Infecciones e inflamación de encías (gingivitis).
- Estomatitis.
- Infecciones crónicas o recurrentes de la piel, del tracto urinario y del sistema respiratorio.
- Diarrea persistente.
- Inflamación del tejido conjuntivo (en algunos casos, no siempre aparece).
- Pérdida de peso lenta pero progresiva que acaba en un grave enflaquecimiento a medida que avanza la enfermedad.
- Incremento del riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, como linfomas (aunque ese riesgo siempre es mayor en el caso de gatos infectados de Leucemia).
- Aborto y problemas reproductivos en gatas fértiles infectadas.
- En algunos casos, aun no siendo tan frecuente: convulsiones, deterioro mental y otros desórdenes neurológicos.
¿Qué tratamiento debo utilizar?
Lo más importante es proteger al gato y evitar su exposición a cualquier posible agente infeccioso que pudiera causarle una grave enfermedad o incluso la muerte, ya que se trata de un animal cuyo sistema inmunológico padece una disfunción fatal.
El uso de medicamentos antimicrobianos para controlar las infecciones de tipo fúngico o bacteriano, puede tener un éxito moderado y habrá de continuarse durante largos períodos de tiempo, pues de lo contrario se producirán nuevas infecciones y/o reinfecciones. Con frecuencia serán necesarios cuidados de mantenimiento, como el suministro de fluidos intravenosos (hidratación), transfusiones sanguíneas y suplementos dietéticos de elevado contenido calórico. El uso de corticosteroides o cualquier otra droga antiinflamatoria puede ser apropiado en algunos casos para controlar la estomatitis y la gingivitis.
Todas estas medidas no combaten de forma directa la enfermedad, no luchan contra el virus en sí mismo. Algunas de las drogas utilizadas son caras y difíciles de obtener, y los efectos secundarios parecen ser más graves en los gatos que en los humanos.
Sin embargo, los tratamientos potencialmente más efectivos están todavía en una fase experimental de pruebas y desarrollo. Aunque hay que tener en cuenta que todos estos medicamentos sólo atenúan los efectos del virus pero no lo destruyen.
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