Mujer se hace amiga de una burrita y termina convirtiéndola en parte de su familia

Mudarse a Virginia cambió la vida de Shelbi Hahn de una forma que jamás imaginó. Al llegar a su nuevo hogar, conoció a Jenny, la adorable burrita de su vecino, y entre ambas nació una conexión inmediata que solo se hizo más fuerte con el paso del tiempo… y con algunas dolorosas experiencias que vivieron juntas.

Un encuentro que lo cambió todo

El primer día que se vieron, Shelbi llevó a Jenny unas zanahorias y se sentó en el banco del establo vecino. La burrita, sin dudarlo, se acercó a ella con total confianza.

Shelbi recuerda:

“Cuando conocí a Jenny, le traje algunas zanahorias… y ella vino a mí sin pensarlo. Fue como si supiera que yo necesitaba consuelo”.

Semanas después de ese primer encuentro, Shelbi perdió inesperadamente a su hermano. La pandemia dificultó que pudiera reunirse con su familia, y el dolor se sentía cada vez más pesado. Para sobrellevarlo, comenzó a ayudar a sus vecinos cuidando de sus animales cuando ellos no podían estar. Fue entonces cuando su amistad con Jenny floreció aún más.

Una burrita que sabía escuchar

Jenny parecía entender cada emoción de su nueva amiga. Se acercaba, ponía su cabeza sobre ella y simplemente la acompañaba.

Shelbi cuenta:

“Parecía absorber mi dolor. Cada vez que la visitaba, me recibía con un gran rebuzno que llenaba mi corazón de alegría. Sus dueños siempre decían lo mucho que ella me quería”.

La relación entre ambas se volvió tan cercana, que incluso quienes las rodeaban podían ver la conexión tan especial que habían construido.

Dos pérdidas que las unieron aún más

Un año después de la muerte de su hermano, Shelbi enfrentó otro golpe emocional: sufrió un aborto espontáneo. Al mismo tiempo, Jenny también vivía su propio duelo tras perder a dos animales muy queridos para ella, uno de ellos su compañero equino.

Ambas, sumidas en tristeza, encontraron refugio la una en la otra.

La decisión que lo cambió todo

Los dueños de Jenny notaron cuán profundo era este vínculo y entendieron que la burrita ya no podía estar sola. Su edad avanzada tampoco les permitía seguir el ritmo que Jenny necesitaba ni conseguirle otro compañero.

Entonces, tomaron la decisión más acertada y llena de amor: le preguntaron a Shelbi si quería adoptarla.

Shelbi lo recuerda así:

“A los burros no les gusta estar solos. Su dueña me dijo que, ya que estábamos tan unidas y yo tenía una pequeña granja, quería que Jenny estuviera conmigo”.

Shelbi y su esposo no lo dudaron. Prepararon su hogar y la burrita fue recibida como parte de la familia.

Un nuevo comienzo lleno de amor

Hoy, Jenny se adapta maravillosamente a su nuevo hogar, conviviendo con cabras, pollos y mucho cariño.

Shelbi comparte:

“Me abraza cada día cuando me arrodillo para hablarle. Sigue rebuznando cuando me ve. Es una conexión que valoro profundamente. Hemos sido un apoyo mutuo en años muy difíciles”.


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