Este perro llamado Stevie, por fortuna fue rescatado en Carolina del sur, de un patio trasero en donde estaba atado y se notaban sus malas condiciones de vida. Todo parecía indicar que Stevie probablemente llevaba encadenado todos los 8 años de su vida y nunca había salido de este deplorable lugar.
La SPCA del condado de Lancaster, se hizo cargo del perro, pero gracias a que trabajan en colaboración con otros centros de rescate, Diamonds in the Ruff de Nueva York, se enteró de Stevie.
La organización conoció la historia de Stevie y, en aquel momento, se dieron cuenta de que tenía que hacer parte de su familia peluda. Por ello, trasladaron a Stevie a las instalaciones del refugio; cuando llegó notaron todos sus problemas y empezaron a ofrecerle la atención necesaria.
Stevie, además de ser ciego, estaba lleno de pulgas, tenía parásitos y le faltaba algunas partes de su piel, realmente había tenido una vida complicada. También, los veterinarios se enteraron de que tenía una mazorca atascada en los intestinos, por lo que tuvo que someterse a una cirugía para extraerla.
Sus problemas médicos eran muy evidentes, pero sus problemas psicológicos también salieron a la luz cuando llegó a su nuevo hogar de acogida.
Erin Boyd, madre de acogida de Stevie, comentó:
«Durmió la mayor parte del camino a casa, pero comenzaba a gruñir y a ladrar de vez en cuando en su jaula. Sabíamos que solo se estaba protegiendo a sí mismo. Cuando llegamos a casa, llevamos la jaula adentro y él no quiso salir. Fuimos cuidadosos, ya que él no podía ver y nosotros aún no lo conocíamos».
Su familia de acogida tuvo que ser paciente con él, pues tenían que esperar que se adaptara a su nueva vida en el interior.
Después de unos días, Stevie comenzó a sanar física y emocionalmente, así que comenzó a demostrar su verdadera personalidad, y se convirtió en un perro fuerte.
Su nueva familia estaba encantada viéndolo experimentar con muchas cosas nuevas, e incluso le consiguieron su propia cama.
Ellos tenían la idea de que tal vez Stevie nunca había tenido una cama blanda para dormir, así que se aseguraron de conseguirle una, y definitivamente no se equivocaron, ya que Stevie se emocionó mucho, pero les impactó ver su reacción cuando conoció una cama por primera vez.
Tan pronto como sintió lo suave que era su nueva cama, Stevie se puso muy feliz y empezó a saltar como loco de alegría. Desde aquel momento, cada vez que Stevie se encuentra con una cama para perros, realiza su rutina de saltos para comprobar su comodidad y suavidad.
El perrito está tan emocionado de conocer cosas suaves y acogedoras, que tiene que demostrarle a todos lo feliz que es cuando lo siente.
Erin añadió:
«Salta mucho, a veces muerde un poco y luego se derrumba».
A pesar de no poder ver, Stevie se ha adaptado bien a su hogar y los integrantes de su familia están impresionados con su gran progreso.
El perrito es inteligente y se sabe los caminos dentro de su casa, fácilmente va desde el patio trasero hasta el garaje u otro lugar.
Erin finalmente añadió:
«Sabe que debe esperar un bocadillo en la cocina cuando entra, y sabe que debe saltar sobre mi pequeña otomana para subirse a mi cama. ¡Duerme mucho, pero le encanta acurrucarse, pasear, masticar juguetes chirriantes y dar besos!».
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