En este artículo de tu Gato Curioso, te queremos informar sobre las señales de dolor, que debes de conocer, para atender a tu gato.
El gato tiene un temperamento tranquilo y siempre tiende alejarse de lugares que le causan estrés, y cuando tienen dolor e incomodidad son difíciles de detectar. A esta dificultad se añade además la variabilidad de reaccionar al dolor según cada individuo y la influencia de factores como el entorno o la edad. Los gatos enfermos suelen modificar su comportamiento, duermen más, comen menos, y muestran inactividad o apatía.
Tú, como propietario, ya conoces la rutina que tiene tu gato, sus hábitos, sus reacciones, su comportamiento y sus reacciones, y debes estar atento a cualquier cambio de conducta, para poder ayudarlo a tiempo. Nuestro deber está en observar a tu felino
El dolor es un mecanismo de protección del organismo, le indica al sistema nervioso que algo no va bien en alguna parte del cuerpo. Debido a su propia naturaleza, los gatos no lo exteriorizan abiertamente, pero sí emiten “señales” que habría que saber detectar precozmente.
Estos son los síntomas que tu gato tiene dolor:
- Su pelaje se encuentra opaco y sin brillo.
- Pierde peso gradualmente.
- Tiene inclinación de su cabeza, o a la sensación de que deambula como desorientado. Puede ser causa de una enfermedad neurológica o dolor de oído.
- Tiene arcadas reiteradas: pueden ser debidas a obstrucciones en el estómago, esófago o intestino, e incluso a alguna enfermedad renal.
- Aliento maloliente: normalmente, está vinculado a problemas de salud dental.
- Bebe agua en exceso: el motivo de mayor preocupación podría ser la aparición de diabetes, aunque también puede ser que tu gato esté deshidratado o desnutrido.
- Aspecto de las heces: sobre todo, si observas que éstas son más secas, contienen parásitos, o presentan un aspecto más líquido del habitual.
- Se rasca o lame más que de costumbre: en este caso, hay que descartar la presencia de parásitos, u otras patologías comunes asociadas a la piel y estacionalidad (dermatitis, alergias).
- Irritabilidad o agresividad: puede deberse a motivos tanto físicos (dolor, picor, malestar) como psicológicos, ocasionados por factores externos (estrés, ansiedad, inquietud).
- Tiene cojera.
- Presenta dificultad para saltar.
- Camina anormal.
- Tiene rechazo al movimiento.
- Tiene palpitaciones.
- Tiene mayor tendencia a ocultarse.
- Desinterés en su propio aseo.
- Desinterés en el juego
- Pérdida de apetito.
- Tiene la cabeza gacha.
- Deja de frotarse con humanos.
- Cambios en el estado de ánimo general.
- Rechazo a las zonas brillantes o muy iluminadas.
- Mantiene los ojos cerrados.
- Tiene que hacer esfuerzos para orinar.
- Le vibra la cola.
- Vocalización más excesiva (maullidos más frecuentes).
Debes llevar a tu mascota al veterinario en el caso de que presente cualquier tipo de condición o malestar.
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