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La anestesia es un procedimiento por el cual se consigue una depresión de la función nerviosa, o lo que es lo mismo, «una pérdida de sensación». Se utiliza en aquellos procedimientos médicos en el que el paciente pueda sentir dolor, o bien el veterinario no pueda realizarlo sin seguridad (porque el animal lo atacaría, por ejemplo). Aunque es un proceso relativamente común, la anestesia no es un «procedimiento de rutina» porque tiene grandes repercusiones fisiológicas.
La anestesia es útil para muchos procedimientos, incluyendo la cirugía, biopsias, radiografías y exámenes y limpiezas dentales. Su veterinario puede seleccionar anestesia local, anestesia general inyectable, o anestesia general inhalada para mantener a su mascota libre de dolor durante los procedimientos quirúrgicos o de diagnóstico
Como cualquier procedimiento médico, no está libre de complicaciones. Se estima que aproximadamente 1 entre 100.000 gatos tiene complicaciones derivadas de la anestesia. Es un porcentaje pequeño, pero aun así no desestimable, y por ello hay que tomar ciertas precauciones antes de anestesiar a un animal.
Formas de anestesia en gatos
Se utilizan dos formas de anestesia en gatos.
La anestesia local: Esto implica causar entumecimiento localizado mediante la inyección de medicación en un área focal de la piel o la aplicación de un medicamento en un área de la piel. El área afectada puede incluir la piel, los músculos subyacentes, y los nervios. Los medicamentos utilizados para la anestesia local no hacen que el paciente se duerma..
La anestesia general: una mejor opción cuando se requiere sedación profunda o pérdida del conocimiento. Los medicamentos utilizados para la anestesia general comúnmente se administran por inyección o inhalación a través de una máscara anestésica o tubo de respiración que está conectado a una máquina de anestesia.
En general, se considera que la anestesia mediante gas es más segura y eficaz, ya que en cuanto se para el aporte de gas, el gato despierta en un breve periodo de tiempo. Los anestésicos, de este modo, se eliminan mediante la exhalación, lo cual es más rápido y reduce la toxicidad inducida de estas drogas. Además, es fácil controlar la dosis y si se presentan complicaciones, parar el procedimiento y despertar al animal.
¿Tiene algún peligro anestesiar un gato?
Como cualquier tratamiento veterinario, la anestesia puede tener complicaciones, aunque es bastante segura. En general, los anestésicos inhalados son más seguros que los inyectados. Normalmente, se usa un combinado de anestésicos para minimizar los riesgos asociados.
Algunos gatos son especialmente sensibles a los efectos de los anestésicos. Algunos gatos pueden vomitar antes y después de la cirugía, lo cual puede provocar un bloqueo de la tráquea y asfixia. Es por ello que se recomienda que el gato no coma en las 12 horas anteriores a la cirugía. Esto hay que tenerlo muy en cuenta en gatos diabéticos, que necesitan un control estricto de su ingesta.
Los gatitos, que son tan pequeños y los ancianos, no son capaces de regular adecuadamente su temperatura durante la anestesia, y los efectos pueden ser desastrosos. Es por ello que es muy importante mantener la temperatura durante la anestesia, mediante algún sistema de calefacción.
Si el gato tiene algún fallo en su sistema renal, hepático o respiratorio, los efectos de los anestésicos pueden ser peores, ya que estas son las vías de eliminación del cuerpo. Las reacciones secundarias del anestésico son uno de los peligros de estos medicamentos. Pueden provocar stress respiratorio (respiración entrecortada), arritmias. Los animales con un historial de problemas en estos órganos deben ser estrechamente vigilados durante la anestesia y las dosis muy bien calculadas.
¿Cuáles son los beneficios y los riesgos de la anestesia?
Mantener a los pacientes libres de dolor durante la cirugía es un objetivo importante de la anestesia, pero hay muchos otros. Si un gato tiene una lesión que es demasiado dolorosa para ser examinada con el paciente despierto, la anestesia puede ser la mejor manera de facilitar un examen a fondo. Otros procedimientos, como la colocación de una férula o yeso en una pierna rota, tomar radiografías de una lesión dolorosa, o limpiar y vendar una herida grave con frecuencia se puede lograr de manera más eficiente si el paciente está bajo anestesia.
Además muchos de los procedimientos dentales, incluyendo la limpieza dental, extracción de un diente infectado o roto, toma de rayos X dentales, o la realización de la restauración dental por lo general no son posibles sin anestesia.
Al igual que con cualquier procedimiento médico, la anestesia no está exenta de riesgos. Algunos pacientes pueden reaccionar negativamente a la medicación anestésica, o experimentar fluctuaciones en el ritmo cardíaco, la respiración, o la presión arterial. Su veterinario está ampliamente capacitado en la realización de la anestesia y su equipo de atención veterinaria tomará todas las precauciones posibles para asegurarse de que su mascota se despierte de forma segura. Asegúrese de discutir cualquier pregunta o duda con su veterinario.
¿Cómo cuido de mi animal tras la anestesia?
Cada animal metaboliza la anestesia de forma distinta, así que hay que ir vigilándolo para ver como evoluciona. Es mejor que primero lo dejemos en una habitación aislada.
Es importante que tu gato no coma en los primeros momentos, pues podría atragantarse, vomitar y ahogarse.
En primer lugar puede ofrecérsele agua a las dos horas de haber llegado a casa y observar si bebe sin dificultad. Si esto es así, podemos darle un poco de comida húmeda en forma de paté, pero no demasiada cantidad, sino la mitad de la porción que solemos darle. Si el gato parece estar normal, podemos ofrecerle más comida a las pocas horas.
Observa también cuidadosamente si el animal orina y defeca adecuadamente, ya que son dos vías para la eliminación de los restos de la anestesia.
Si observas dificultad en respirar, letargia permanente, vómitos o sangrado, debes acudir al veterinario. Es posible que aparezcan algunos trastornos transitorios de conducta (desorientación, agresividad…) pero que deben remitir con el tiempo.
En definitiva, anestesiar no es un asunto «simple» pero tampoco hay que alarmarse: hoy en día es un proceso que ha mejorado notablemente, y con las precauciones adecuadas, no hay que tener que a un animal le tenga que pasar nada. Merece la pena dialogar con nuestro veterinario sobre este asunto hasta que nos quedemos tranquilos.
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