Aunque su nombre pueda sonar como algo de preocupación, en realidad, expertos en veterinaria y comportamiento animal señalan que este fenómeno es solo un cambio físico normal que indica que tu gato ha alcanzado la edad de madurez sexual. Es importante que los dueños de gatos comprendan que ciertos cambios en la apariencia de sus mascotas son parte del crecimiento y desarrollo natural.
Lo primero que debes saber es que si notas que la carita de tu gato se ha vuelto más redondita, no es un signo de que esté sufriendo de sobrepeso o problemas de salud. En el caso específico de los gatos machos, si observas que la zona de sus mejillas se encuentra más abultada, esto se debe a lo que los veterinarios conocen como “papada de semental”. Este término describe un cambio físico que es completamente normal y que indica que tu minino ya ha alcanzado la madurez sexual.
Así como sucede con los machos humanos, que a medida que crecen van desarrollando su musculatura y características físicas asociadas a la adultez, en el caso de los gatos, esta inflamación en las mejillas es el resultado del incremento de testosterona en su cuerpo. Este aumento hormonal provoca que los músculos faciales se desarrollen, lo que se traduce en una apariencia más robusta y redondeada.
Generalmente, este fenómeno se observa en felinos machos que han alcanzado la madurez sexual y que no han sido sometidos a alteraciones como la castración. Por lo tanto, si eres dueño de un gato macho y notas este cambio en su rostro, no debes alarmarte.
Se trata de un signo natural de su crecimiento y desarrollo, y no de un problema de salud. Aun así, es recomendable que se realicen chequeos veterinarios regulares para asegurarse de que tu gato goza de buena salud en general y que su peso y condición física están dentro de los parámetros adecuados.
¿Solo los machos tienen esta característica?
La producción de esta hormona provoca un aumento en el tamaño de los músculos que se encuentran en las mandíbulas y en el cuello del gato. Este desarrollo muscular es una señal visual destinada a atraer a hembras fértiles, indicando su salud y fortaleza.
Además, la presencia de esta «papada» no solo tiene un papel estético, sino que también cumple funciones protectoras; al ser una zona más robusta, ayuda a cubrir áreas vulnerables del gato, lo que le brinda una cierta protección durante las peleas territoriales que puede tener lugar en su búsqueda de una hembra con la cual aparearse.
En el caso de que un gato sea castrado, se observa que esta papada, con el tiempo, se reducirá y volverá a un estado más parecido al de un gato preadolescente. Este proceso va acompañado de cambios significativos en su comportamiento y fisiología.
La castración tiene como efecto la disminución del impulso sexual del gato, lo que significa que perderá gran parte, si no es que la totalidad, de su deseo de aparearse. Esto, a su vez, conlleva una notable reducción en su agresividad, ya que ya no necesitará competir por hembras ni establecer su dominio frente a otros machos en su territorio.
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Además, un gato castrado no sentirá la misma necesidad de buscar hembras para copular, lo que contribuye a un comportamiento más pacífico y menos territorial. Por lo general, los gatos machos intactos, es decir, aquellos que no han sido castrados, tienden a marcar su territorio con orina como una forma de anunciar su disponibilidad como sementales.
Sin embargo, esta conducta se vuelve mucho menos común en los gatos castrados, quienes no sienten la misma urgencia de demostrar su presencia o de competir con otros machos. En resumen, la castración transforma tanto la apariencia física como el comportamiento del gato, llevándolo hacia una vida más tranquila y menos conflictiva.
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